Casi todos los niños han soñado alguna vez con dar una vuelta por una fábrica de caramelos y comer tantos dulces como para que les duela el estómago. Algunos niños desean poder pasear por una tierra llena de caramelos y ver todo lo que ofrece. Otros querrán un billete dorado que les conceda caramelos ilimitados.

Ya se trate de una fábrica de caramelos, una tierra de dulces o una pequeña tienda de golosinas, a la mayoría de nosotros nos vienen a la mente dulces recuerdos de nuestra infancia. Chris Pearson, empresario de Arkansas, vive estos recuerdos cada día.

Chris es propietario de The Candy Event, una pequeña tienda de golosinas situada en Fayetteville, Arkansas. Al igual que Willy Wonka, de la película Charlie y la fábrica de chocolate, a Chris le encanta hacer feliz a la gente con sus dulces manjares.

Le gusta tanto lo que hace que hace un sorteo para los clientes que gastan cierta cantidad en la tienda. El sorteo se conoce como “El billete dorado”, en referencia al argumento de la película, y los ganadores vuelven a la tienda y eligen un premio.

Chris, también conocida como “La Dama de los Dulces”, empezó el trabajo de sus sueños tras perder su empleo en la empresa, durante la pandemia. Chris comenzó su aventura con una tienda en un centro comercial en Fayetteville, pero al igual que muchos negocios, The Candy Event, no estaba recibiendo el tráfico peatonal que Chris necesitaba para mantenerse.

Chris hace todo en el negocio por sí misma, por lo que dependía de ella asegurarse de que tenía el inventario, los suministros y el tiempo para satisfacer las necesidades de sus clientes. Fue una lucha, especialmente durante una pandemia. Chris hacía pedidos de ingredientes y tenía que esperar semanas para recibir el producto. Chris tenía que cerrar su tienda en horas punta para tener tiempo de hornear sus famosos dulces.

La ubicación era otro obstáculo. Claro, estaba en un gran centro comercial, pero su tienda estaba situada en la zona trasera de un callejón, por lo que los clientes habituales eran su principal fuente de ingresos, mientras que otros ni siquiera sabían que su tienda estaba allí detrás. El local estaba alejado de otras tiendas, su espacio era reducido y el alquiler era inasequible.

Chris hacía todo lo posible por mantener el ritmo de la tienda porque no quería defraudar a sus clientes.

Además de hornear dulces para su tienda, Chris se buscó la vida para mantenerla abierta a sus clientes. Chris adora a sus clientes y dice que visitarlos es la mejor parte de su trabajo.

Durante una visita a uno de sus clientes habituales, Chris se enteró de la existencia de Communities Unlimited (CU) y decidió ponerse en contacto con el equipo de iniciativa empresarial de CU. Chris empezó a trabajar con Brian Wells, consultor senior de gestión, y ambos se pusieron manos a la obra para idear un plan.

Brian trabajó con Chris en la organización de su producto en la tienda y trabajó en sus finanzas. Se centraron en dónde estaba la empresa y hacia dónde la veía ella.

Brian y Chris desarrollaron una relación de trabajo en la que Brian daba a Chris consejos abiertos y sinceros. Para poder mantener su tienda, Chris decidió que tendría que cerrar su tienda física y trasladar sus productos a una boutique cercana, donde dispondría de un pequeño espacio para exponer y vender sus dulces.

Chris tomó la dura decisión de cerrar su tienda. Trasladar su producto a un puesto en la boutique le permitió disponer de más tiempo para preparar los dulces y hacerlos llegar a sus clientes a tiempo. Chris no sólo ahorraba dinero en alquiler, sino que el nuevo local le traía nuevos clientes y le daba más oportunidades de vender sus productos.

Aunque el cambio fue duro, Chris acabó dándose cuenta de que no era más que un paso hacia un éxito mayor.

Chris sigue centrada en dar a conocer sus creaciones a través de las redes sociales y el boca a boca. Su ubicación en la boutique está recibiendo mucho tráfico peatonal. Chris sigue trabajando con Brian en sus finanzas y su modelo de negocio. Chris también trabaja con el equipo de comunicación de Communities Unlimited en sus redes sociales y marketing. Al final, todos sus esfuerzos entre bastidores trabajando en su negocio permiten a Chris seguir haciendo lo que más le gusta, alegrar la cara y el paladar de sus clientes.

“CU es tan alentador. Brian me mantiene con esperanza y me mantiene responsable. Con la ayuda de Brian y el personal de Communities Unlimited, algún día volveré a tener mi propia tienda de ladrillos”. explica Chris.